Engordan las hormonas que se usan en la menopausia?
Quizás la principal reticencia al uso de hormonas por parte de una mujer que llegó a la menopausia, es el temor a subir de peso. ¿Qué hay de cierto en esto?
Son pocos los estudios científicos que se han hecho para poder dilucidar este mito. Dentro de estos destacan: el estudio PEPI, el NHANES I y el de Rancho Bernardo. Todos ellos concluyeron que el uso de hormonas no aumenta el peso corporal de la mujer.
Sin embargo, fue publicado este año un estudio con un tipo de hormonas que aún se usa para el climaterio, y que demostró que esa hormona sí que puede aumentar de peso, y específicamente de grasa. Esta es el acetato de medroxorpogesterona. Actualmente tal hormona es poco utilizada ya que también ha sido involucrado con los resultados negativos respecto a la protección cardiovascular y cancer de mamas que se observó en el estudio WHI publicado en 2002.
Pero, la realidad nos dice otra cosa: las usuarias de hormonas se quejan del aumento de peso que estas le producen.
¿Qué es entonces lo que realmente ocurre?
Debemos analizar en primera instancia el envejecimiento de la mujer y su relación con el peso
Con los años las mujeres van aumentando de peso, independientemente si usan o no hormonas. Durante el envejecimiento el gasto de energía (calorías) disminuye. Esto se debe a los siguientes factores :
Disminución del metabolismo basal, que es responsable del 65% del gasto calórico.
Disminución de la masa muscular que es la que ‘consume’ más energía.
Disminución de la actividad física, con lo que se gastan menos calorías.
Para empeorar las cosas, a este menor gasto de calorías se le suma habitualmente una mayor ingesta de comida especialmente las más ricas en calorías: quesos, chocolates, repostería, alcohol, etc.
Con las terapias de reemplazo hormonal que se utilizan en la mujer menopáusica, suceden una serie de hechos:
Mejora el estado de ánimo. La mujer se siente con más ganas de vivir, de mayor vida social, y con un mayor apetito. Luego, come mas.
Redistribución de la grasa. El uso de hormonas permite una redistribución del tejido adiposo, provocando una disminución a nivel abdominal y un aumento a nivel de las caderas. Esto es muy importante ya que la grasa abdominal, característica de las mujeres que no usan hormonas, es la más riesgosa desde el punto de vista cardiovascular, y se correlaciona con una insulinoresistencia y disfunción endotelial.
Tejido muscular ‘pesa mas’. Muchas hormonas favorecen un aumento del tejido muscular. Este es más pesado que la grasa, lo que hace que la mujer efectivamente aumente de peso pero no de talla.
Mayor hidratación de los tejidos. Las usuarias de hormonas, poseen su piel y mucosas más hidratadas, lo que desde el punto de vista ponderal hace que pese más.
En resumen, no existe evidencia científica que las hormonas hagan aumentar la grasa corporal, a menos que aumente su ingesta de calorías. Mas aún, la terapia de reemplazo hormonal tiende a disminuir el tejido adiposo, especialmente el abdominal, con lo que se reducen los riesgos cardiovasculares.
Fuente: American Journal of Obstetrics and Gynecology 2009; 200: 329e1-8